Deportivo Villa Ascasubi, Barrio Los Gigantes

Leyendo y releyendo algunos cuentos de Soriano se me vienen a la mente recuerdos hermosos de la infancia, especialmente en épocas de otoño...
Solíamos tener a la vuelta de casa, aproximadamente a 50 metros, una canchita débilmente marcada, casi no sabías dónde empezaba la cancha y dónde la "tribuna".
Con mi viejo, escuchábamos a lo lejos el sonido de un silbato y algunos gritos, empezaba la batalla de poetas del césped (homenaje a Juniors), a comer rápido.. te espero viejo, apuráte!!
Siempre la vieja emponchándome de buzos y bufandas, vas a estar al aire libre! no hay reparos ahí! tengan cuidado que esos se chupan y vaya a saber que pasa!

La "villa" se llamaba Ascasubi, y era famosa por que una vez se había vendido ahí la raspadita llamada LA VAQUITA, con sus cien mil pesos de premio, lo había ganado "la flaca de la villa".
Le alcanzó para hacer mas felices a los kiosqueros de la zona, quienes no le fiaban, pero que le vendían vino ese día como si fuera el último, fue un jolgorio que duró días, y finalmente, la flaca fue recuerdo, se fue del barrio, dicen que para una villa vecina.

Ahora que pienso, que apuro tenía!, pero siempre había entre tres y cuatro partidos... el equipo local era Ascasubi cuya camiseta era azul con una v blanca trazada en el pecho, símil a la de Velez Sarfield.
Aún recuerdo a esos guerreros de la mitad de cancha, con un pie siempre listo para levantar adversarios y el otro para rechazar sin miramientos.

Recuerdo que nuestro lugar era siempre el mismo, un tronco derribado, reseco, pero resistente para que mi viejo y yo nos sentáramos con algo para comer, especie de cine continuado, fútbol para verdaderamente todos.

En algunos partidos, los mas importantes, cuando llegaba el colectivo destartalado con los visitantes, ésos que venían a invadir nuestra tierra (nada de cesped, salvo a los alrededores pero no era césped, eran yuyos bastante altos), generalmente había humito que se elevaba entre las casitas desamparadas que se juntaban para aguantar al frío.

Una vez, clarito está en mi mente y corazón, el ingreso de Ascasubi incluyó serpentinas, papel picado e inclusive unas bombas de estruendo!, era la final!!.. algunos de los defensores habían tomado un poquito de mas, y estaban mas torpes de lo previsto...

Era un lujo, había Lineman!, laiman como se lo nombre, o juez de línea!, asi que el referí que no era muy avispado podía consultar ante alguna duda.. eso sí, no pidamos extravagancias, sólo un laiman había en toda la cancha y se corría todo... al final ya no corría ni una y se dignaba a levantar la bandera cobrando siempre para el local, y así evitar futuras agresiones.

Si hasta había momentos en que me levantaba de mi butaca de madera para pedirle por una falta excesivamente fuerte, pero el lema en estos partidos es " si no hay sangre, SIGA!".

El 3 de Ascasubi estaba un poco mamado, veía hacia el costado siempre su cajita de vino, al lado de la parrila humeante que ofrecía Choris al módico precio de dos pesos, y mas de una vez, fulminó con la mirada a un suplente que bajaba un poquito mas el nivel del tinto.

Y fue así, como en un momento de descuido, por no mirar la pelota y prestar atención al vino, que me levanté y le grité... "LA PELOTA!!!"... fue esos momentos de silencio en que nadie debe decir nada, esos momentos en que el silencio corta la tarde y ni el bombo de la villa sonaba.. el humo del chori parecía suspedido entre las casitas y sólo el delantero visitante corría como desesperado, se notaba que no llegaría el 3, la pelota lo iba a pasar!, tenía que haber retrocedido para poder despejarla pero en cambio, por mirar el vino, quedó plantado.. cuando saltó para cabecear, la pelota lo peinó... y pasó...

El nueve, parecía un águila, razante tomó la pelota con la zurda, la bajó y la adelantó... apenas diez metros se le escapó la redonda... pero logró que no se le fuera por la línea lateral.. el referí cerró los ojos y pensó en todo lo que vendría luego si a los 46 minutos del segundo tiempo este desalmado metía la pelota...

El tres ya estaba con los ojos al suelo, derrotado, humillado y aunque atinó a girar para perseguir al águila con el nueve en la espalda, no llegaría jamás... encima tropezó y se cayó sobre la línea de cal.
De a poquito empezó a volver el color de la tarde, el ruido de los autos que pasaban por la circunvalación, los gritos de los visitantes, los pedidos de ayuda del arquero, y las puteadas del técnico...

Cruzó desde la línea lateral derecha hacia el centro del área... el arquero salió muy rápido, con los ojos muy grandes y achicando el ángulo... por el medio no venía nadie para descargar, sólo el árbitro esperando que la pelota no entrara.. con el silbato en la boca...

Ágil el delantero elevó la pelota por sobre el arquero y nuevamente... se apagó la tarde, el silencio destruyó nuestros sentidos... la pelota picaba lentamente zigzaguente.. a veces picaba en zonas donde había pura tierra parejita e iba derecho al gol.. a veces picaba donde había nacimientos de yuyos y se desviaba.. era una definición con suspenso...

El palo parecía que sería su destino, así la veía de finita yo... mi viejo contenía la respiración y algunos de la tribuna local buscaban cascotes de piedra...

La pelota besó la red, fue gol... el árbitro no se animó a convalidarlo, pues las agresiones de la popular local lo convalidó a piedrazos...

Nos fuimos con mi viejo a paso apurado... supimos que luego cayó la policía y la gresca fue mayor...

Fue el último partido, ascasubi perdió la primera y única final en la que participó... pero fue memorable


Daniel

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