La mirada iba de la cerveza al libro, siempre que la garganta pidiera un poquito mas de frescura; de vea en cuando tambien el mani acompañaba las aventuras descriptas por Mark Twain.
En poco tiempo, la realidad me golpea el pecho, como un viento fuerte que todo lo destruye, inclusive la lectura de algunas humoradas del escritor.
Un personaje digo de algún cuento de Dostoievsky, como escapada de Crimen y Castigo, y con Netochka en brazos.
Una mujer, de edad corta pero avanzada en experiencias duras, con sus ojos verdes bordeados por ojeras color morado que se extendían casi hasta el fin de sus pómulos, con un cuerpo delgado hasta la compasión, y encorvada apenas, como si llevara sobre su espalda el peso del mundo.
En sus brazos, colgada y reluciente, la bella niña, de no mas de tres años, observa con ingenuidad la situación, pero ya acostumbrada, será para ella este momento algo común, a lo que deberá acostumbrarse; ya que las monedas nunca alcanzan para formar un futuro digno.
La voz de Fabiana, así se llama esta alma nómade de bares, carraspea una pregunta, con mucho respeto y poca confianza.
- Disculpe que lo moleste señor, pero estoy pidiendo una ayuda con alguna monedita que le sobre, necesito poder comprar libros para mis hijos que empiezan el colegio y la nena....
No la dejo terminar, con un gesto que en la cara se me dibuja, un gesto que hacía rato lo tenía escondido y que nadie había podido despertarlo, ese gesto se llama sonrisa.
Y no fue una sonrisa despectiva ante lo que cualquiera consideraría una burla, pues, como puede enviar al colegio esta mujer? si apenas puede mantenerse en pie?... pero sé que el amor de una madre todo lo puede...
Quien disparó mi sonrisa fue la nena, Bianca, quien mientras su ma pedía, ella me hizo ojitos. Práctica que la mamá pide que repita para el señor, y ella complace con una felicidad hermosa.
No permitienddo que siguiera hablando para pedir, y aunque no estoy a favor de la caridad, aporté mis últimos dos pesos a su necesidad... pero le ofrecí algo mas, que muchos niegan por miedo a golpearse por la calle...
Entonces supe que Fabiana nació en Bariloche, que una mala elección la hizo venirse a Córdoba donde vivió gratas épocas en Villa María, pero que luego desnudaron un amor que creyó ser y no fué, pues en Cordoba quedó sola con dos hijos.
Pude saber que sus padres siempre le quisieron dar lo mejor, secundario terminado, me lo demuestra su manera de expresarse y su sorpresa ante alguna palabrota que se me escapa al escuchar las anécdotas que tiene para contar...
No acepta sentarse, por miedo a lo que piense la gente, esa misma gente que come y se regocija de poder tener el lujo de pagar por una cerveza ocho pesos, como yo mismo hacía...
Ahora son cuatro los niños, y un novio que les aguanta con el alquiler de un departamentito en Alta Córdoba. No me lo afirma, pero es obvio que es su única salvación de la calle, pues este hombre tiene familia.
Es bonita, sus ojos son de un color verde furioso, mientras su rostro deja la sensación de no ser de estos pagos, por lo menos, no español ni italiano, estoy en lo cierto comenta, tiene ascendencia turca y gitana.
La luz que hace resplandecer sus ojos son esos cuatro niños que hoy la acompañan, y donde Bianca resalta, por su hermosura, por su ternura, por sus ojitos, por sus morisquetas y por que hoy, cumple tres añitos.
El regalo? ... será una tortita el fin de semana, aportada por un hermano.
La tos le impide seguir hablando pues se ha levantado viento y pareciera que en cualquier momento se la lleva, entonces invito a que conversemos adentro, pero el prejuicio de los demás le impide tomar ciertas posturas ante la vida, por que son posturas de gente normal, de gente de bien, y ella no lo es.
El correteo de Bianca por la peatonal, y sus travesuras, hacen que tenga que seguir el viaje de la mendicidad...le agradezco por su mensaje, me dio fuerzas para que siguiera estudiando y no me olvidara que algún día tuve el oído para alguien que lo necesitaba.
Callado, sorprendido, ella se despide con un GRACIAS, que retumbó en mis oídos, un Gracias por haberme escuchado, ya casi nadie escucha, todos marginan... pero hay esperanza...
Debo irme hacia la facultad, pero en una servilleta de papel quedó anotada la dirección del cumpleaños, invitado a visitar a Bianca, y a conseguir alguna changuita para el padre, que se debate entre la pobreza y la marginalidad, ojalá pueda ayudar....
Entro a la facultad y la realidad es otra, hasta me asquea, pero es necesario que pueda salir adelante, las fuerzas me brotaron al recordar los ojitos de Bianca y el esfuerzo de su mamá, Fabiana, por un futuro mejor para sus hijos, yo no puedo fallarle... también quiero dejar un mundo mejor a mis hijos. Aunque no he sufrido ni un uno por ciento de lo que ella, pude entender un poco su alma, su dolor y comprometerme aún mas, con esos que las estadísticas no cuentan, pero que son palabras en boca de muchos políticos...
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