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Pobres Ricos!

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Falleció Silo

Silo falleció el 16 de septiembre del 2010 alrededor de las 23 horas de Punta de Vacas. Estaba lúcido, acompañado por familiares cercanos y sin dolor hasta el final. Muchos amigos se juntaron en diferentes partes del mundo para desearle con el más profundo cariño el mejor tránsito posible de fusión con la Luz.
Paz en el corazón, luz en el entendimiento.

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Ariel Petrocelli, el adiós a un poeta eterno...

Compositor y músico, nació en Campo Santo el 11 de agosto de 1.937, hijo de Doña Blanca Saez y Don Angel Petrocelli, vivió en este pueblo aproximadamente hasta los 4 años de edad, luego por cuestiones de trabajo la familia Petrocelli dejarían Campo Santo. Durante su permanencia en esta localidad se dedicaron a la actividad agrícola en arriendos donde cultivaban citrus y tomate.
Al terminar la Escuela Primaria curso el Secundario en el Colegio Salesiano hasta el 2° Año y concluyo sus estudios en el Bachillerato Nacional. Continuo sus estudios en la Escuela Normal de Salta, donde se graduó con el título de “Maestro Nacional”. Ejerció como Maestro de Grado en Cachi, donde escribe la “Zamba de Cachi” dedicada a este pueblo.
Comenzó con sus primeras composiciones a los 19 años de edad aproximadamente tratando de representar a través de sus letras el sonido, el medio natural, la vidala y la baguala, desentrañando todo el misterio que guarda en sí mismo, entre sus obras figuran: “El Seclanteño”, “La Bagualera”, “Cuando tenga la tierra”, “El Antigal”, “Soy sembrador argentino”, entre otras.
Sus composiciones son cantadas por los folclóristas de renombre nacional como: Horacio Guaraní, Daniel Toro, Los Tucu Tucu, Los cuatro de Córdoba, Mercedes Sosa, Cantores del Alba, Los de Salta, etc.
“Los Nocheros” interpretan la “Petrocelli” letra de Mario Alvarez Quiroga dedicada a la prestigiosa vida de Ariel Petrocelli.
Es considerado como uno de los mejores poetas de la Argentina, integra la “Antología de los cinco Poetas Fundamentales del Canto”. En la actualidad recorre el país actuando en los más destacados escenario, integrando el “Dúo Isamara y Ariel Petrocelli”. La Casa de la Cultura de Campo Santo lleva el nombre de este poeta y músico camposanteño.
Falleció el 18/09/2010 


GUAGUA DEL PAN

Si no me miente la harina
yo tengo un niño de pan.
Llanto de barro y ceniza
cunita para ofrendar.

Gajo que crece en mi tierra
tierra que vuelve a pasar,
yo lo maduro cantando
y él solo aprende a llorar.

Hijo de pan calladito
quiera de pronto llorar,
que cuando llore el de carne
yo lo sabré consolar.

Tengo una manta de trigo
llama y vicuña de sal,
para esperar al que llora
mis entrañas y este chal.

Duerma que llegan las doce
duendes de vino y mantel,
hadas de choclos y quesos,
mariposas de papel.

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Aumenta el cospel y aumentan sus dietas

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Victor Jara.... tu voz no dejará jamás de cantar

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Y si cuestan como pepitas de oro.. de qué otro color podían ser?

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Un Periodista asesinado que no fue noticia en los medios "periodísticos"

Adam

“Vamos a escrachar a los que vienen en 4 x4 a comprar droga al barrio”, había anunciado a los periodistas que lo entrevistaron cuando inauguró la señal, hace apenas dos meses. “Ésa era su gran misión: luchar contra la droga en el barrio. Todos lo sabemos porque él lo dejaba en claro en cada conversación”. Su lema: “Mi única línea divisoria es la droga”, repetía para explicar con quién estaba dispuesto a dialogar y con quién no.
En un barrio en donde el gobierno macrista apostó a la división y al enfrentamiento, Ledesma era un puente entre los bandos enfrentados por el reparto siempre insuficiente de la ayuda social. “Acá el macrismo compró con prebendas al 75% del barrio, pero el cuarto que no cedió molesta un montón”. La tensión actual está relacionada con el plan de urbanización en la que ese cuarto de vecinos está trabajando desde hace varios años y que, a fuerza de empeño, presión y esfuerzo consensuado, lograron que llegue a la Legislatura para su aprobación. Diluyeron así los planes de erradicación, pero también fueron testigos de un efecto inesperado: la zona se convirtió en el territorio donde se derime uno de los dramas sociales de la actualidad: la falta de techo. En los últimos tiempos, la villa fue escenario de nuevas tomas que tensaron el clima entre los recién llegados y los que vecinos veteranos que temían que se pusiera en riesgo el plan de urbanización, para el cual se había censado a toda la población. “Hace unos días se quiso tomar unas casas vecinas a la de Adam -señala un vecino-. Él intervino para evitarlo y dijo que iba a filmarlos si trataban de reincidir”. Esa es la otra hipótesis que recorre el barrio.
A las dos teorías las sostienen una misma lógica homicida: ¿muerta la cámara se acabó la rabia?

Ledesma era parte del equipo que desde hace dos años edita el periódico Mundo Villero, dedicado a informar sobre la vida y los problemas del barrio. Con el impulso del debate por la Ley de Medios creció la idea de ampliar esa experiencia a la radio. En cuanto comenzó las averiguaciones para la instalación de la antena, se encontró con la posibilidad de que el proyecto se convirtiera en un canal de tevé. Se asoció en el proyecto con Victor Ramos, hijo del legendario Abelardo Ramos, un documentalista que durante el menemismo fue jefe de gabinete de la Secretaría de la Función Pública y que desde 2004 es consultor del BID. Guionista de tevé y fundador de la oenegé SOS Discriminación, Ramos dirigió la película  Las 21 Barracas que retrata la guerra de pandillas en la villa 21.
Esa mezcla -delegado villero, documentalista oenegero- posibilitó  que se formalizara el trámite para obtener la licencia del canal de tevé en un barrio en el que los operadores de cable trazan su propio aparheid: “La villa 31 y la 31 bis son las únicas de la ciudad que no tienen acceso a la TV por cable, porque todas las señales pasan por arriba de la autopista. Y la empresa no toma el pedido si decís que vivís acá, por miedo y prejuicio”, explicó Ramos. Ledesma y los integrantes de SOS acudieron a la Justicia: “El juez Roberto Gallardo hizo lugar a nuestro pedido y solicitó en su fallo que ‘ante la situación de emergencia incomunicacional del barrio se legalice la distribuidora’. También contempló la propuesta que hicimos de la obtención de una señal propia”, señalaron los responsables de la nueva señal: Canal 31.
Así nació Mundo Villa tevé.
A los vecinos les ofrecieron el servicio de cable a cambio de 70 pesos mensuales. “Como muchas de las cosas que suceden en esta villa, el proyecto tuvo más impacto afuera que adentro. Ledesma salió mucho en los medios y se convirtió en otra cosa: un delegado con cámara”, explican sus vecinos.

La paradoja

Mundo Villa“Nadie puede negar que Ledesma se rompía el lomo por el barrio”, dicen incluso quienes se definen como sus enemigos en la interna barrial. No puede comprenderse en otro contexto por qué Ledesma respondió al llamado de un vecino, a las 4 de la mañana, para que se haga cargo de reparar la luz que había sido cortada. Era el delegado de su manzana y esa era su responsabilidad.
Poco después, dos vecinas que se dirigían a su trabajo lo encontraron tirado y con varias puñaladas. La ambulancia llegó como es habitual en la villa: horas después.
Ahora, cuando su familia y vecinos reclaman justicia, las múltiples actividades sociales que tejían la vida de Ledesma son interpretadas por muchos más como un problema que como una virtud.
Por un lado, sus vecinos resaltan el carácter profesional que él quiso imponerle a su canal. “Podés tener la verdad, pero para decirla acá también tenés que tener quién te cobije y para lograr ese respaldo es más importante tu compromiso social que tu trabajo periodístico” dice con sabia síntesis uno de los referentes del barrio. No es un reproche, sino una descripción cruda de la realidad. Desde esa perspectiva, Ledesma fue asesinado por pretender ser más periodista que delegado. “Y acá no podemos cambiar la realidad del barrio de arriba hacia abajo. Es un error que se paga muy caro”. El vecino señala que incluso las movilizaciones por reclamo de justicia que se organizaron después del asesinato fueron motivadas por el reconocimiento a su trabajo social. “Pero en esta villa hay delegados muy jugados a los que nadie puede tocar”, resalta para reforzar la idea. Ledesma merecía ser uno de ellos, pero eligió tomar distancia para ubicar a su medio en el medio, tal como suelen inculcarle a los periodistas para que se pongan en línea profesional.
Resulta una paradoja que la identidad profesional de Ledesma no sea ahora claramente reconocida por sus colegas. En especial, frente al panorama que abre la nueva legislación, que sembrará en territorios bien distintos a los acostumbrados a periodistas sociales que, como Ledesma, convierten su casa en redacción, su militancia en noticia y su vida en trinchera.
FOPEA, un foro de defensa de la libertad de expresión, emitió muy rápidamente un comunicado con el que le otorgó a Ledesma la identidad que hoy muchos le niegan. Incluso decidió formar una comisión investigadora para seguir el tema. La Asociación de Prensa boliviana -país en el que nació Ledesma- se dirigió al gobierno argentino para exigir que investiguen su caso. También el portal Diario sobre Diarios mostró su interés por encuadrar el caso como un ataque a la profesión. Sin embargo, la Comisión para la Libertad de Expresión del Senado solicitó pruebas que demuestren que el asesinato estaba vinculado al periodismo. No objetaron tal cosa cuando Joaquín Morales Solá clamó impunidad en los salones del Congreso, en los días en que se ventiló el tema de la complicidad de ciertos periodistas con la última dictadura. “No nos van a callar aunque haya un muerto” advirtió para victimizarse.
El caso Ledesma condensa todos los interrogantes que abre el cambio de paradigma que nos toca hoy interpretar.
¿Quiénes son los protagonistas de los ataques a la libertad de expresión?
¿Cómo defenderlos?
¿Qué representa el campo de batalla territorial para el periodismo social?
¿Cuáles son sus potencialidades y sus desafíos, pero también sus peligros y sus trampas?
Nadie nos prepara para responderlos.
Tampoco hay espacios para debatir la cuestión de fondo que sostiene todos estos interrogantes, la gran tarea: cómo construir la identidad del comunicador social.
No sólo desde dónde, sino con quién.
En eso nos obliga a pensar hoy Ledesma.
Y esa es hoy nuestra deuda.
Mundo VillaMundo Villa


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Igual importancia para La Voz de Clarín en Córdoba

Que hace la pseudo noticia de Luis Miguel entre el asesinato de mujeres por sus parejas y la falta de cospeles anta la posible (real) suba de los mismos... acaso no hay otra noticia interesante para tener tanta preponderancia en el sitio?...

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El Corso Triste de la Calle Caracas

Ante la polémica por el feriado carnavalesco que se tratará en el Congreso... un escrito de Dolina...

Según una difundida leyenda, el Carnaval fue alguna vez una fiesta popular, con personas disfrazadas, música, baile, bromas y murgas. En verdad, cuesta creer semejante cosa. Como quiera que sea, la legendaria gesta ha muerto ya. Sin embargo, como silenciosas habitaciones vacías, han quedado ciertas fechas del almanaque a las que la terquedad general insiste en adjudicar la condición de carnavalesca. Esos días son utilizados no ya para festejar sino mas bien para reflexionar y añorar la ausencia de la fiesta. Se trata, según se ve, de un curioso destino: pasar del entusiasmo a la nostalgia, de la pasión a la meditación, de la alegría a la tristeza. Muchos espíritus taciturnos se solazan con este estado de cosas y afirman que la farra y el desenfreno de otras épocas fueron apenas un paso previo e inevitable, cuyo noble fin se cumple ahora, en el ejercicio del recuerdo. Los Hombres Sensibles de Flores simpatizaban en cierto modo con este criterio. Para ellos el Carnaval no solamente servia para seducir señoritas en las milongas sino también para pensar en el paso del tiempo. Puede afirmarse sin caer en el infundió que esta ilustre manga de atorrantes jamás consiguió entender el sentido de los Carnavales. Manuel Mandeb pensaba que las gentes se ponían contentas en virtud de algún suceso que todos conocían menos el. Sus amigos padecían un desconcierto de la misma clase. Esto puede explicar la extraña conducta de los Hombres Sensibles en los corsos y en los bailes. Durante un rato hacían fuerza para sentirse alegres: bailaban, comían chorizos, se ponían caretas, hablaban con voz finita y mojaban a las damas con pomos de colores. Después comprendían que todo aquello era inútil y entonces se iban a otros bailes, discutían con los mozos, miraban las orquestas, evocaban antiguos Carnavales y cantaban el tango Siga el Corso. Ya en la madrugada maldecían el Carnaval, se estacionaban en las esquinas desoladas y se burlaban de los caminantes que volvían a sus casas. Pero una tarde de verano Manuel Mandeb tuvo una inspiración genial. Se le ocurrió organizar todos los años el Corso Triste de la Calle Caracas. Se trataba de una idea interesante: Mandeb pensaba que en los Carnavales vulgares todos disimulaban la tristeza disfrazándose de personas alegres. Su proyecto consistía en adoptar disfraces y actitudes melancólicas para ver si detrás de ellos se instalaba la alegría. " Si bajo la sonora risa del payaso se adivina siempre una lagrima, es posible que encontremos una sonrisa si sacamos nuestras caretas de victimas" Si el propósito de Mandeb fue lograr un clima de pesadumbre, hay que decir que lo consiguió. El Corso Triste de la Calle Caracas era francamente tenebrosos. Todas las luces estaban apagadas. Los asistentes deambulaban como sombras fingiendo toda clase de sufrimientos. Las murgas entonaban canciones trágicas y tangos de Agustin Magaldi. Los disfraces eran lastimosos: de condenado a muerte, de novia abandonada, de jugador expulsado, de deudor hipotecario, de vendedor de libros y de intoxicado. Con el tiempo el Corso Triste se fue haciendo mas ambicioso y complejo. Jorge Allen, el poeta, empezó a escribir versos murgueros con pretensión literaria. "Si parliamo' del destino bororom bobom bobom... ?Quien conoce su camino? Bororom bobom bobom.... Nadie puede contra la suerte la ultima carta es la de la muerte borobobom bobom bobom borobobom bobom bobom." Los muchachos tristes de otros barrios se acercaron poco a poco y pronto circularon carrozas de hojas secas y automóviles con las ventanillas cerradas. En el tercer año, se constituyo un jurado y se realizaron concursos y torneos. Las comparsas se sacaban chispas para ver cual era la mas deprimente. Los Lonyipietros del Desengaño, los Decrépitos del Mañana y Chispazos de Soledad fueron las agrupaciones mas renombradas. Las reinas del corso eran bellísimas, pero inaccesibles y perversas. El premio anual de mascara suelta lo gano siempre el mismo individuo Hablamos - desde luego - del celebre actor Eladio del Prado, quien no tenia rival en la técnica de la caracterización. Sus primeros disfraces fueron sencillos. Una noche apareció disfrazado de esclavo persa y todos se condolían al ver su espalda surcada de latigazos y su cuerpo encorvado pajo el peso de enormes cadenas. Después, sus creaciones fueron mas complejas. Un domingo fue cíclope y a la mañana siguiente revoluciono todo el barrio buscando el ojo que se había sacado. Fue también mendigo escocés y la gente lloraba al verlo soportar la nieve de Glasgow en la Calle Caracas. Cuentan que Del Prado, entusiasmado por sus éxitos, resolvió seguir con sus disfraces durante todo el año. Dicen que su destreza crecía junto con su crueldad. Una noche de invierno, los Hombres Sensibles saltaron de alegría al ver reaparecer al Tonio Berardi, el pibe que murió en Paris. Organizaron una gran fiesta, y en el momento en que alzaban las copas para celebrar la resurrección, Del Prado se saco el guardapolvo, se lavo las rodillas, volvió a poner cara de persona mayor y apareció tal cual era. El ruso Salzman estuvo dos semanas en cama y Jorge Allen casi se queda tartamudo. EL ultimo Carnaval del Corso Triste, Eladio Del Prado se disfrazo para siempre de recuerdo y nadie volvió a verlo por el barrio del Angel Gris. La comisión organizadora del Corso pronto advirtió que la creación de Mandeb tenia interesantes posibilidades económicas. Esto resulta un poco sorprendente si se recuerlda la nula capacidad de los Hombres Sensibles para los negocios. De cualquier manera, es un hecho que durante largos años los muchachos del Angel Gris vendieron papel picado. Emplearon la conocida técnica que ha enriquecido a tantos mercaderes: en la primera jornada las bolsitas estaban llenas de papelitos brillantes e inmaculados. Cuando terminaba la fiesta, barrían el piso y volvían a embolsar el papel. Noche tras noche, el producto se ensuciaba y envilecía, hasta que en la muerte del Carnaval las bolsitas estaban llenas de tierra, tapitas de cerveza, caramelos empezados y otras porquerías. Algunos memoriosos creen reconocer todavía hoy en los bailes de Villa del Parque, restos del papel picado primogenio que se vendía en el Corso Triste. Para contribuir a la pesadumbre de la concurrencia, Mandeb vendía pomos llenos de lagrimas que - si ha de creerse a sus detractores - falsificaba con agua y sal. Los Refutadores de Leyendas, en su carácter de comparsa racionalista, solían acercarse a la fiesta de la calle Caracas para buscar camorra. Tosos recuerdan sus afinados pregones: " Los Refutadores señoras, señores, llegan con sus ritmos y sus silogismos . Los desafinados a exponer sus ilusiones y a confrontarlas con nuestras refutaciones ..." Las olímpicas razones de la murga encontraban muchas veces contundente respuesta y dentro de un clima polémico y agudo, solían armarse formidables peleas que - por cierto - daban lustre y renombre al Corso Triste. Año tras año, los Carnavales de la calle Caracas fueron poniéndose mas divertidos. Naturalmente, esto provocó su decadencia. Los Hombres Sensibles de Flores, al observar el jolgorio, comprendían que el proyecto inicial iba camino del fracaso. La sobria melancolía de los primeros tiempos iba dando paso a sonrisas complacientes cuando no a risotadas sin freno. Ah! - se lamentaban - Carnavales eran los de antes ! Y entonces contaban anécdotas de los corsos de antaño, austeros y silenciosos, comparándolos con la insoportable algarabía que tenían ante sus ojos. Pero en realidad la verdadera esencia del fracaso hay que buscarla por otros rumbos. Como ya se ha dicho, lo que buscaban Mandeb y sus amigos era un dejo de alegría que debía aparecer al quitarse la mascara trágica. Y lo cierto es que nunca encontraron tal cosa. Cada vez que - con toda ilusión - abandonaban sus disfraces de atormentados, encontraban debajo nuevos tormentos que, para peor, eran reales. Por eso, comprendiendo que la dicha no estaba en el Carnaval y quizás en ninguna parte, los Hombres Sensibles disolvieron para siempre el Corso Triste de la Calle Caracas. Hoy, cuando la fama de los muchachos del Angel Gris ya encontro su tumba en los vientos de la estacion Flores, hay- aunque pocos lo adivinen - centenares de versos tristes. Y son mucho mas tristes que el de la calle Caracas, pues su tristeza es involuntaria y su propósito es la alegría. Tal vez ha llegado el momento de comprender que los criollos no hemos nacido para ciertas fantochadas. Que serían los brasileños. Tengamos, eso si, fiestas y reuniones populares. Pero no dejemos de ser quienes somos. Si nuestra extraña condición nos ha hecho comprender el sentido adverso del mundo, agrupémonos para ayudarnos amistosamente a soportar la adversidad. A lo mejor, los Carnavales de antaño, tan añorados por los animadores de la radio, no eran mas que eso: una reunión de gente triste que buscaba consuelo.

                                                                                    Alejandro Dolina

de http://www.herreros.com.ar/melanco/dolina.htm

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Palabras Finales de Salvador Allende

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

11/09/1973 - 9:10 am

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Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.

Juan Gelman

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