El Amigo
Dame tu mano que es mi propia mano,
dame tu voz para que pueda hablarte,
vuelve a mirarme para yo mirarte,
tu enfermedad para volverte sano
piensame firme, vivo y soberano
para seguir cantando por cantarte,
yo voy a atestiguar para juntarte,
como un dios, en la sangre de mi hermano
Que todo tu dolor son mis dolores
y todo mi placer tus alegrías
en una sinfonía de colores;
que al beber yo tu vino y tú del mío,
como una fiesta de milagrerías,
se inaugura la historia del rocío.
Hamlet Quintana Lima
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