Mendigo, estiro la mano, encuentro sólo el aire...
observo sonrisas ajenas, alegrías incomprensibles..
o quizá inalcanzables para el mendigo del margen..
habitante de la nada, suspendido en el tiempo..
Me arrojo sobre un trozo de pan, y no lo alcanzo..
infinidad de pasos lo alejan pateándolo...
y un coro de sonrisas y exclamaciones festejan...
de la gambeta colectiva que me hicieron...
me sacudo las miradas de temor, y las de desprecio,
apechugo contra alguna puerta o portón,
con diarios de noticias viejas cubro la miseria,
las pesadillas caen como rayos y despierto sobresaltado,
cuando alguna luz de patrullero ilumina mi noche,
ni siquiera el vino compañero humedece mi dolor,
la ginebra hermana la guardo para alguna ocasión
en que por fin tenga algo para conmemorar,
da lo mismo cumpleaños, año nuevo o aniversario,
velorio, entierro, viejos amores, antigua casa
los pensamientos bailotean en mi cielo nublado
parecen barriletes que se entrelazan y se desconocen
manos anónimas los remontan pero nunca descieden
siempre se elevan y se pierden en la locura
si hasta a veces me atemorizo al encontrarme hablando solo
es que no hay oidos para que el no merece ser escuchado
por la mañana observo pasos apurados y caras preocupadas
trajes limpios y zapatillas universitarias, tacos ejecutivos
zapatos recien lustrados, pocas prendas rotosas,
la mañana es para quien produce, para quien consume,
para quien genera, para quien es útil, para el que trabaja
sólo algún perro se acerca a intentar lamerme, lo corro de una patada
me desperezo y enderezo otra vez mi pobreza andante...
Daniel
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