Los depredadores del mundo, cuando ya
lo han desvastado todo y les falta tierra, miran al mar: si
el enemigo es rico, son mezquinos, si es pobre, ambiciosos,
y ni Oriente ni Occidente bastarán para saciarlos:
desean para sí toda la riqueza y la miseria
para los otros. A saquear, matar y expoliar
le dan el mal nombre de imperio,
y allá donde crean un desierto, dicen que
hay paz.
Tácito
Misiones: El día que la democracia, una vez más, lloró
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Primera parte de una serie de crónicas, pruebas e informes referidos a la
represión contra trabajadores y trabajadoras de Misiones, ocurrida el 5 de
marzo ...
Hace 10 años